En esta ocasión tan sensible, Letizia ha querido ser fiel al protocolo más estricto. A pesar de que la Reina a veces improvisa, provocando los llamados ‘saltos protocolarios’, esta vez, ha seguido a pies juntillas el luto decretado por la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, tras la sorpresiva muerte del papa Francisco.
El 23 de abril se celebra la entrega de los Premios Cervantes en la Universidad de Alcalá de Henares y hasta allí se han trasladado los monarcas para homenajear a Álvaro Pombo, el icónico novelista que recibe el galardón.
A su llegada al histórico centro de enseñanza, Letizia se ha mostrado de lo más cariñosa, cercana y encantada de tener delante a una institución de las letras españolas como es Pombo, así que se ha desvivido en atenciones y palabras de admiración hacia el autor. La Reina ha charlado brevemente con él, le ha estrechado la mano y, además, de una manera muy tierna, le ha acariciado el brazo mostrando toda su complicidad con el homenajeado.
GTRES
El cinturón, una pieza clave del último estilismo de Letizia
Tanto la reina consorte como la presidenta, las dos han reaparecido luciendo sendos vestidos negros. Letizia, una vez más, ha apostado por su combinación favorita de joyas a la hora de vestir de luto, y se ha decantado por unos discretos pendientes de perlas que sobresalían de entre su cabellera peinada con una favorecedora raya al lado.
Para esta ocasión, y siguiendo la misma etiqueta que marcó la jornada del 22 de abril, cuando acudió a firmar el libro de condolencias por el fallecimiento de Francisco, Letizia ha escogido de su armario un vestido negro, de corte minimalista y silueta en A, manga larga y cartera de mano. Lo único que rompía la sobriedad del estilismo era el cinturón elegido, una pieza moderna que rompía con la tradición del look. Se trata de un accesorio de piel que, siguiendo el estilo de las túnicas sacerdotales, se ciñe a la cintura a través de un sencillo nudo.
GTRES
El resto de los asistentes, con Felipe VI y el Ministro de Cultura, Ernest Urtasun, a la cabeza, también han respetado el luto fijado desde hace tres días en la capital.
Los encuentros de Letizia con el Papa
Aunque Letizia es agnóstica, tal y como ha deslizado Pilar Eyre, lo cierto es que, en sus encuentros con el Santo Padre, la Reina siempre ha mantenido una actitud de absoluto interés y respeto por su figura. "Desde luego se inclinó, le besó la mano, tuvieron una conversación interesante", ha contado la periodista especializada en Casa Real.
La experta ha recordado que, en total, Letizia coincidió con Francisco en dos ocasiones. Una cuando todavía era princesa, y otra cuando ya se había producido la proclamación de Felipe VI. De hecho, este fue el primer viaje que la pareja hizo como reyes, siguiendo la tradición fijada por sus antecesores, doña Sofía y Juan Carlos I.
GTRES
La consorte también visitó la Ciudad del Vaticano cuando se produjo la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II. Entonces, las dos coincidieron durante la consabida misa. "Ella se mantuvo todo el rato muy correcta, callada. El Príncipe sí que interactuó, pero ella estuvo callada. En el momento de la comunión se vio un detalle; bueno, una anécdota para mí, inolvidable. Se levantaron todos los peregrinos a comulgar y creo que las únicas personas que nos quedamos sin comulgar fuimos Letizia y yo".
Los planes de Letizia y Felipe de cara al funeral de Francisco
Poco a poco vamos conociendo los nombres de las autoridades y miembros de las monarquías que viajarán hasta Roma para asistir, en la Catedral de San Pedro, al último adiós al sumo pontífice.
La presencia de nuestros reyes está confirmada, así como la de los reyes de Bélgica, mientras que la representación de la Corona británica correrá a cargo del príncipe Guillermo, mientras que Carlos y Camilla, que recientemente habían visitado la ciudad, se quedarán en Londres.
Mientras que algunos nombres están muy claros, otros no lo están tanto. Es el caso de Guillermo y Máxima de Holanda. Los monarcas de los Países Bajos se encuentran sumidos en una complicada disyuntiva, puesto que el mismo día que se celebra el funeral, el 26 de abril, también está fijado el popular Día del Rey, una de las festividades de mayor importancia para todos los holandeses, en la que se celebra el nacimiento del monarca y, por tanto, se enarbolan los valores que defiende la institución. Los padres de Amalia podrían mover esta festividad a un día después (domingo) para poder cumplir con ambas responsabilidades.